ECLIPSE
Por Benjamín H. Yáñez Campero
ADICCIONES…
¡Uno de los jinetes
de la apocalipsis adolescente!
Conceptualmente
y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una adicción (del latín addictío) “es una enfermedad
física y psicoemocional”, tácitamente es la dependencia hacia una sustancia,
del tipo que esta sea, a una actitud o conducta o en su defecto a una relación
o persona, en particular creando lo que conocemos como codependencia, que se
diferencía de los hábitos y las rutinas. Las adicciones pueden ser desde lo más
socialmente común como; al alcohol, tabaco (nicotina), juegos de azar, a la
comida o al sexo; hasta algunas otras menos convalidadas socialmente, como
pornografía o pedofilia, y desde luego las que son especificas de esta época
como; al trabajo, al internet, a las compras, a las cirugías estéticas, la
bulimia o anorexia entre otras tantas.
Cualquier
adicción afecta directamente la actividad cerebral y los elementos que la
detonan son múltiples, desde los de carácter físicos, biológicos, genéticos,
hereditarios, psicológicos y desde luego sociales. Existen estudios publicados
por la Comisión Nacional en contra de las Adicciones (CONADIC) y algunas
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) involucradas en su prevención,
detección y tratamiento, que sustentan la “existencia de cambios neuroquímicos
involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además existe
predisposición biogenéticas a desarrollar esa enfermedad”, por sus características
existen dos grandes categorías: las de ingestión y las conductuales.
Algunos
de los síntomas o consecuencias de enfrentar esta enfermedad, es el claro
deterioro progresivo de la calidad de vida y del entorno en general del
enfermo, llámese familia o trabajo, así como la pérdida parcial o total del
control por el efecto compulsivo de la propia adicción, también la negación,
auto sabotaje o engaño, para identificar la relación coexistente entre el
deterioro de su calidad de vida y la propia adicción y la “aceptación” implícita del daño causado por la misma, tanto de
manera personal como a su primer círculo de familiares y amigos.
En
México, se cuenta con cerca de 325 Centros
Nueva Vida y con más de 110 Centros
de Integración Juvenil, que tienen como objetivo principal la prevención y
tratamiento de las adicciones, conformando así, la red articulada más grande de
América Latina para ese fin, así como el propio CENADIC y la Unidad de
Investigación Biopsicosocial en Adicciones del Instituto Nacional de
Psiquiatría que buscan conjuntar esfuerzos para combatir este problema de salud
pública.
A
pesar de los esfuerzos gubernamentales y no gubernamentales, la más reciente
Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), evidenció “un incremento sustancial en
el consumo de drogas ilícitas (marihuana, cocaína, metanfetaminas, inhalables y
drogas médicas fuera de prescripción), alcohol y tabaco principalmente entre
mujeres jóvenes y adolescentes”, que inician en esta práctica cada vez a menor
edad, razón por la cual el Gobierno Federal implemento el Programa de Acción Específico: Prevención y Tratamiento de Adicciones
(PAE), actualizado 2007-2012.
De
acuerdo con el PAE y la ENA algunas de las cifras más alarmantes sobre el
consumo de drogas, esta la que señala que existen más de 4 millones de personas
dependientes del alcohol, que el porcentaje entre los que han consumido por lo
menos “una vez en su vida” alguna droga ilícita aumento del 4.6% al 5.2% en
menos de seis años, que a pesar que los varones seguimos liderando en los
porcentajes de consumo de bebidas alcohólicas, el aumento para el caso de las
mujeres es exponencial, 6 de cada diez jóvenes consumidores de bebidas
embriagantes son mujeres. Que existen en el país 27 millones de mexican@s que
bebemos en exceso, de los cuales 4.2 millones son dependientes, el alcohol es
considerada una droga primaria -es el trampolín para el consumo de otras
drogas- su consumo está ligada a la principal causa de accidentes y muerte de
jóvenes de entre 15 y 29 años, que hay 14 millones de fumadores activos, de los
cuales más de 2 millones son adictos a la nicotina, adicción que provoca más de
60 mil muertes al año y que de 1.2 millones de consumidores de drogas en
general, 450 mil son adictos a ellas.
Pero
lo más delicado, desde mi particular punto de vista, es el dramático incremento
en el consumo de alcohol entre los y las adolescentes; existen estudios de la
Fundación Universitaria que revelan que 76% de los adolescentes entre los 10 y
14 años ha consumido bebidas alcohólica, de ellos el 60% lo ha hecho en el
último mes convirtiéndose así en el grupo más vulnerable, ya que ellos se
encuentran en un periodo de búsqueda, inestabilidad, rebeldía y cambios físicos
y hormonales. Entre los adolescentes como entre otros muchos grupos de edad, el
alcohol es equivocadamente un elemento integrador,
un elemento en común que los hace sentirse “pares”,
crea estatus y da posición, da un aparente sentido de pertenencia, esencial en la adolescencia, juventud y para algunos
tardíos también.
Así
pues, como en casi todos los aspectos de la vida cotidiana y sin pretender
asumirme como paladín de la moralidad, la responsabilidad de contar con una
juventud sólida, encausada y alejada de los elementos que les marquen la vida o
en el peor de los casos se la destruya o se la quite, somos los propios adultos
que conformamos su entorno; ya que ellos por imitación, llamar la atención y
hasta por herencia genética podrían ser víctimas de una adicción; los padres,
educadores y personalidades públicas podemos influir o mejor dicho orillar a
nuestra niñez a la senda de las adicciones; responsabilidad que comparten los
medios de comunicación al presentar un gran contenido e imágenes en su
programación donde se ensalzan estas conductas, información, entretenimiento y
mercadotecnia que les pone frente a estereotipos de imagen, presencia,
comportamiento, hábitos y aspiraciones, todas ellas ligadas a una realidad
inexistente para la gran mayoría, que los atrapa y los lleva a una historia de
errores y lamentos y que como país nos
debilita y retrasa nuestro proceso de desarrollo social. Hagamos conciencia,
sin estigmas ni frases trilladas…nuestra juventud es el presente y el futuro no
solo del país sino de la humanidad, trabajemos en ello.
El Morral
del Ciego:
Por
actividades paralelas a ésta, la de editor, he tenido la oportunidad de
recorrer todos y cada uno de los inmuebles que conforman en el Distrito
Federal, el Sistema Integral para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y
con gran asombro me he percatado de varias cualidades; existen un sinfín de
inmuebles y denominaciones, algunos antiguos otros ultra modernos, todos en
buenas condiciones y dicho sea de paso
perfectamente limpios -por una empresa concesionada de nombre Baños Limpios de
México S.A. de C.V. para quien le interese el dato- dedicados a ofrecer a la
ciudadanía y en especial a los sectores más vulnerables, toda clase de
servicios y actividades; legales, recreativas, asistenciales, educativas,
motivacionales, deportivas, en fin de todo tipo, desde la promoción de niños
talento hasta panadería, lo mismo teatro que servicios odontológicos, cursos de
autoestima para adultos mayores, bailes de salón, armado de computadoras,
decoración con globos, así como clases de inglés, historia, artes manuales,
música, cultura de belleza entre un mar de oportunidades, lo mismo brindan
guarderías que servicios médicos o apoyo
a madres solteras o a personas con capacidades especiales. Bien por el gobierno
del DF en este rubro. Por
último, vaya desde aquí mi agradecimiento a Valentín Humberto, administrador de
todas las plataformas de este ejercicio, por su apoyo y dedicación.
Excelente columna.
ResponderEliminarSaludos, agradezco tu mención y lo hago con mucho gusto; aqui andamos.
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