HAMBRE...
ECLIPSE
Por
Benjamín H. Yáñez Campero
Así
de frío y cruel…hambre, conceptualmente es “la sensación fisiológica que indica la necesidad de
alimento o ganas y necesidad de comer”, sociológicamente es también, “la
escasez de los productos que integran la canasta básica”, ya sea por carestía,
miseria o ambas; nutricionalmente es: “la condición causada por una mala
nutrición”, con el enfoque que le queramos dar, el hambre es uno de los
flagelos universales más corrosivos de nuestra condición humana, es sin duda
alguna el pendiente más delicado que tenemos las sociedades, gobiernos, la
iniciativa privada y las ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) en mundo
entero con los desprotegidos y vulnerables de la humanidad; niños, adultos
mayores, hombres y mujeres con capacidades diferentes, enfermos y desposeídos
en general.
Para la Organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), existían en el mundo
hasta el 2012, alrededor de 868 millones seres humanos “subnutridos” o sea se
con hambre, uno de cada 8 habitantes del planeta está sumergido en esta penosa
condición, siendo Sudáfrica y el Sur de Asia las de mayor concentración con 234
y 304 millones de personas respectivamente; por su parte América Latina y el
Caribe tiene 49 millones de seres en esta categoría.
Particularmente en México en el
2012, la población con hambre rondaba, según la FAO el 5 por ciento de la
población total del país, esto es que si somos aproximadamente 120 millones de
mexicanos, existían 6 millones de compatriotas en situación de hambre, actualmente
según cifras del Gobierno Federal existen 7.4 millones de mexicanos “que sufren
pobreza extrema y carencia alimentaria severa”, paradójicamente somos uno de
los países más gordos del planeta, 7 de cada 10 adultos tenemos problemas de
sobre peso y lamentablemente somos los número uno en obesidad infantil.
En este marco y apenas hace dos
días el Presidente Enrique Peña, lanzó en Zinacantán, Chiapas la Cruzada Nacional Contra el Hambre (SINHAMBRE),
respaldada por sendo decreto que estipula
las bases, el contenido y los alcances del programa, así como las dependencias
gubernamentales involucradas directamente; dicha Cruzada tiene como objetivos: “Eliminar totalmente el hambre mediante la alimentación y nutrición de
personas de escasos recursos; Desaparecer la desnutrición entre los niños; Aumentar
la producción alimentaria y el ingreso de campesinos y agricultores; reducir
las pérdidas post-cosecha; y, Promover la participación de las comunidades y
beneficiarios del programa”. En el
primer año de operación, la estrategia será implementada en 400 municipios
seleccionados respecto al grado de pobreza extrema que posean, la Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL) utilizará al menos 70 programas federales
existentes, que servirán como plataforma de la Cruzada.
Independientemente que cualquier
esfuerzo en la materia es bienvenido, venga de donde venga, es de resaltar que
la Cruzada Nacional Contra el Hambre es un programa del todo ambicioso al que honestamente le deseo
de manera personal, éxito y permanencia, que este sea la punta de lanza que
cierre, al menos un poco, la brecha de la desigualdad social expresada en la
lacerante condición de carencia alimentaria.
Pero la reflexión final, de
este nuestro ejercicio, no radica en la crítica de si se pretende acabar con un
decreto con el hambre nacional, o si
es o no un manejo faccioso de los programas sociales, o bien, en mejor de los
casos, de su trascendencia histórica e impacto social; en esta oportunidad al
igual que en muchas otras radica, en ¿qué vamos a hacer nosotros? desde nuestra
trinchera, ¿qué vamos a hacer? en el ámbito de nuestra injerencia, en nuestras
casas, en nuestras escuelas, en nuestros lugares de trabajo, ¿qué vamos hacer?
todos aquellos afortunados, que por esfuerzo o condición tenemos acceso a la
comida y no digo a la canasta básica; ¿qué vamos a hacer? con la manera que
compramos, consumimos y desperdiciamos alimentos, ¿qué vamos a hacer? para poner nuestro grano de arroz, y nunca
mejor dicho, para compartir, aportar, entregar, donar, o trabajar para que
alguien específicamente, o algunos hermanos menos favorecidos, tengan un pan
que llevarse a la boca. Ese es el punto, ¿Yo que voy a hacer? ¿Tú que vas a
hacer? pero sobre todo, ¿Qué vamos a hacer? como sociedad, esta es nuestra
oportunidad de sumarnos a la Cruzada
Nacional Contra el Hambre o hacer la nuestra.
El Morral del
Ciego:
Y
en temas que van de la mano, hoy es el Día
Internacional de la Tierra, hagámonos las mismas preguntas; ¿Qué podemos
hacer? cada uno desde nuestro entorno para agradecerle a la tierra y colaborar
con una explotación racional, planeada y ecológicamente sustentable de todos
los bienes que nos brinda, que nos dé la oportunidad de entregar a las generaciones
venideras, un mundo con futuro.
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