ECLIPSE
Por Benjamín H. Yáñez Campero
REFLEXIONES
PERSONALES
¡Más allá que un
balance de vida!
So
pretexto del fin de un ciclo y el inicio de otro -cumplir años- se agolpan tanto los recuerdos, como las
experiencias y con ellas la posibilidad de hacer un recuento, que va más allá de
un simple balance de vida; brinda la oportunidad de vivir de nuevo, de sentir,
recordar y percatarse que la vida es solo un camino, un proceso, y que la diferencia
entre una vida simple y una gran vida la hacen esas personas que te han
acompañado, en partes o en la totalidad de tu andar, lo que has podido aprender
de ellas, así como la manera en que has podido influir en las mismas. Este
camino, es simplemente un experimento de prueba
y error, en el que avanza más quien más “tropiezos” tiene, ya que ellos
otorgan sapiencia, madurez y forjan el carácter.
Para
el de la pluma en particular, ese andar inicio con el pie derecho…caí parado en el seno de una familia de
amplios principios y valores -y no me refiero a la moralina y mucho menos a los
golpes de pecho- sino aquellos que enseñan la importancia de la competencia, de
la lealtad a ti mismo y a los tuyos, del compromiso de saberse miembro de una
familia, de un clan o hasta de una mafia como alguien de cuyo nombre no quiero acordarme la tildó; o bien la tranquilidad que implica saber y
sentir que estarán para ti en cualquier situación, sin pretexto ni juicio
alguno y de la responsabilidad que significa responder a ese llamado en sentido
contrario y bajo las mismas premisas.
Soy
en todos aspectos un hombre afortunado, que gozó de amor, la tutela y el
orgullo de sus progenitores, un hombre al que no solo alimentaron de esplendida
comida, sino de sueños y realidades ensoñadoras, al que en su infancia,
adolescencia y juventud saturaron su asombrada visión con maravillosas puestas
de sol, blancas y finas arenas, inconmensurables edificios coloniales e
interminables tramos carreteros, millas náuticas o aéreas, que lo mismo me
llevaron desde un modesto día de campo en “los pescaditos” o en algún balneario
popular como la Riviera, hasta la maravillosa experiencia de abandonar el terruño o cruzar el charco,
solo para averiguar que el mundo va mucho más allá de los límites geográficos de
la colonia Portales, orgullosa cuna del editor y que para recorrerlo hacia
falta más que una potente bicicleta chopper roja de asiento tipo banana color amarillo.
Experiencias que sembraron la semilla de la búsqueda interminable por conocer qué hay del otro lado de la barda, que
comen, que visten, que construyen, que hacen de su tiempo libre y como edifican
su propia libertad, inquietud vigente hasta la fecha.
Un
camino lleno de personajes peculiares, atípicos, asombrosos e inolvidables, algunos
vivos y otros que se adelantaron en el camino, tíos aunque no de sangre,
compadres de decisión no de sacramento, cuñados por cariño no por intercambio
familiar, carnales, compas, chompiras del barrio que lo mismo compartieron la
miel de su sonrisa, que la hiel de su desesperanza, o la propia amargura de su corazón,
la sin razón de de sus demonios internos, sus habilidades y destrezas,
conocimientos y trucos, secretos o las fantasías de su propia utopía, para hacer
de mi lo que hoy soy, sin juicios ni valoraciones, y mucho menos comparaciones
o pretensión alguna, simplemente realidades. Camino regado en ocasiones de
lágrimas de seres queridos y las propias, o en el mejor de los casos aderezado
por los triunfos de los míos y los alcanzados de manera independiente, que para
el caso son igual de gratificantes; amigos comprometidos que han dado un
sentido diferente a esa palabra y ahora son como hermanos o hermanas; algunos
vigentes y otros en la imaginaria del sentimiento esperando que los caminos se
hagan uno nuevamente, que con guitarra en mano e irrumpiendo el silencio de la
noche para despertar al vecindario donde vive la ilusión, o simplemente con su música
alegrando el corazón de propios y extraños y algunos más de otra calaña, que sin
respeto por ellos o compromiso con nadie, me enseñaron el sabor y el valor de la
traición, el color del embuste o el chisme, que me mostraron que se siente y
como se vive con un daga en pecho, pero
que gracias a ellos hoy puedo diferenciar entre un amigo-hermano o un mero
accidente del destino.
Mujeres
que por gracia divina han llenado -en
su momento y en el espacio especifico- mi vida de alegrías y mí hoy robusto
cuerpo de besos y apasionadas caricias, que lo mismo cocinaron, que me
transmitieron su valor y entereza, algunas de corta estancia otras no tanto,
pero todas ellas de profunda huella en mi existir, amantes dedicadas, escuchas
perfectas, almas libres y juguetonas, tiernas y firmes que dieron sentido y
razón a una desbocada existencia; guías, compañeras y hasta cómplices de mis
sueños y travesuras, bálsamo para mi dolor y contención para la derrota o
frustración, inquebrantables almas que lograron desmitificar mi beta sensible y
ese lado femenino que todos los hombres tenemos y nos cuesta primero
identificar y luego explotar. Sin olvidar a quien hoy llena con su mocedad, luz
y su chispeante picardía mis más intrincadas realidades y fantasías.
Y
qué decir de los eslabones de mi cadena de vida, de mis compañeros inseparables,
de esas almas indomables, sabias, caritativas, cariñosas, desprendidas,
desinteresadas, comprometidas, obsesivas del orden y la limpieza, anfitriones
inmejorables y fiesteros empedernidos que me han acompañado desde siempre; mis
herman@s y sus parejas, mis queridísim@s sobrin@s que me han cobijado con sus
brazos, en sus hogares y desde luego en sus corazones desde el día en que
nuestras existencias se cruzaron, que lo mismo me brindan un buen trago de
tequila, que su sabiduría en forma de consejo o en severo llamado de
atención, presentes en más de uno de mis
muchos mundos; en el del trabajo o la política, en las aficiones, en la amistad
y sin lugar a duda en el del inmenso cariño que nos une, identifica, diferencía
y compromete, ejemplos de dignidad y entereza, que sin ellos probablemente esta
tinta estaría regada en otro papel, sin rumbo ni dirección.
Vaya
pues desde lo más profundo de mi ser, mi reconocimiento y agradecimiento para
tod@s y cada un@ de esos maravillosos seres de luz –de distintas intensidades-
que gracias a su presencia en mi vida han logrado modelar al hombre que hoy
tengo la fortuna de ser, he aquí mi cariño para cada uno de ustedes.
¡Fui, soy y seré un hombre afortunado!
El Morral
del Ciego:
“Obrador es un lastre” para la izquierda mexicana señala un
artículo del rotativo español El País, “la izquierda mexicana debería
replantearse el liderazgo de su candidato presidencial derrotado”, habría menos
resistencias con liderazgos como los del jefe de gobierno Marcelo Ebrard o el de
su sucesor Miguel Ángel Mancera, son algunas de las reflexiones que explora el
referido periódico en su Editorial
de ayer y que yo comparto cien por ciento, ahí se los dejo de tarea.
Gracias a ti por ser parte de mi familia, Dios y la vida te colmede bendiciones. Te quiero mucho.
ResponderEliminarSolo le puedo decir al gran ser detras de la pluma "eres muy bruto" en el mejor sentido de la palabra, gracias por permitir encontrarme en la tinta de tu pluma y en tu vida ser complice balsamo y contención.
ResponderEliminarTe quiero y te respeto, hoy te luciste!!!!